Está claro que el millonario negocio del manejo de los fondos y las políticas de las obras sociales en su gran mayoría están en manos de los morochos gremiales quienes a piacere manejan la plata y salud de todos los afiliados y que ni ahí lo van a largar.
El caso que por estas horas ocupa los titulares y que lo tiene al gremialista bancario Juan José Zanola a punto de cocción, demuestra la hijaputez de éste y otros tantos sátrapas delincuentes.
Seguramente varios encumbrados gremialistas y funcionarios, conocidos y por conocer, andarán por el mismo camino que el titular de La Bancaria pero que a esta altura y dada la trascendencia de la truchada con los medicamentos, “habrán limpiado hasta el cajón de la mesita de luz” para que mañana parezcan unas carmelitas descalzas ante la justicia por si les toca.
Lo célebre de esta historia es que siempre aparecen los mismos nombres en varios casos de corrupción y, quiérase o no, todos los caminos conducen a Balcarce 50, allí donde transitan los demenciales pingüinos que siguen sin enterarse de nada.
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